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La espiritualidad como objeto de consumo

  • Writer: Janet Rudman
    Janet Rudman
  • Nov 2, 2016
  • 2 min read

Harta estoy. La autoayuda me persigue. Pero no me ayuda en nada. El pensamiento positivo inunda el mundo. Pero no el positivo de verdad, ese que hace que la gente supere los obstáculos y miedos.

Todos hablan como si hubieran comido de desayuno un libro de Chopra o Coelho. Recibo mensajes de autoayuda por whatsapp, por facebook y ni hablar de los anaqueles de las librerías que dedican más espacio a libros que te dicen cómo ser feliz.

¿Se encuentra la receta de la felicidad en un libro? ¿Existe una receta? Me entero de que amigas se van a la India a un ashram a hacer voto de silencio por un mes porque quieren ser seres espirituales. En Montevideo, ¿no se puede ser espiritual?

Se cambiaron los desfiles de moda por las clases de meditación. Lo intenté cuando no estaba de moda. Mi psicóloga me lo recomendó hace más de diez años. Meditar ayuda a encontrar el foco en la vida, me dijo. Soy una fracasada en el arte de meditar. No puedo concentrarme en una pierna. Admiro a quién lo hace, pero no sé cuántos lo hacen de verdad y cuántos mienten. Mi mente daba vueltas y vueltas y cuando reaccionaba el grupo ya había pasado al siguiente ejercicio. Yo pensaba más bien en mi lista de cosas para hacer que parece no tener fin. Un día salimos a la calle a las once de la noche en pleno Parque Rodó a escuchar los sonidos del ambiente. Yo tenía miedo de la oscuridad porque la idea era separarnos y caminar con los ojos entrecerrados. Allí me di cuenta que no estaba en el lugar indicado para mí.

Una amiga me mandó conferencias de gurús espirituales para que escuchara mientras trabajo. Tenía un efecto sanador, funcionaba como un laxante gratis, pasé toda una tarde corriendo el baño para desintoxicarme de las pavadas que escuchaba.

Hay rabinos que adoptan a sus prédicas el Pensamiento Positivo. Vas a la sinagoga un shabat y el rabino te habla de dejar atrás el pasado y focalizar tu mente solo en aquello que te da bienestar. Pero para escuchar la filosofía de Louis Hay, voy a Internet y escucho a esta mujer que se curó del cáncer sin operarse, que cumplió noventa años sin un resfrío y que dice que si hacés afirmaciones positivas todos los días no te rebotan los cheques y cuando mirás las facturas tenés que agradecer al Universo porque el precio de la luz sube sin ton ni son. Te aconsejan no mirar informativos porque solo dicen malas noticias, después de todo a quién le importa si va a llover mañana o el último debate entre Trump y Hilllary Clinton.

Vivimos en un mundo de espiritualidad light. Si alguien me cuenta que empieza con un coach a 2500 pesos la sesión después de 10 años de terapia freudiana, cinco de gestáltica y cinco de cognitiva conductual, le digo que no va a mejorar su vida pero seguro la del coach.

 
 
 

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